tampoco la llamo por mi falta de condiciones; sólo para sus ojos llameantes
y casi lívidos de ira, soy así;no podrá convencer a nadie más."

Quizás es hora de organizar mis cosas y no de “reorganizarlas” porque ciertamente nunca estuvieron organizadas.
¿Qué puedo saber yo?... En realidad no se muchas cosas. Paso mis momentos observando y asimilando todo lo que me rodea, pero como una extraña fuera de su propio territorio no puedo comprender muchas cosas. En realidad no entiendo nada, y no me explico nada, porque todo me es inexplicable. Y la verdad es que no entiendo a la vida pero tampoco me la quiero explicar. Las formas, las maneras, el amor, el olvido, los fantasmas, las perdidas, los duelos, las risas, los llantos, todo para mi es confuso, y natural.
Soy apenas una mujer que sale al mundo, tal vez es normal que sea así. Pero ¿No sería hora de que deje de ser la nena para ser la mujer, y empezar a tener ideas más reales de la vida y el amor?... sinceramente espero que sea así toda mi vida. Si ser diferente me convierte en mujer prefiero ser lo que soy aunque no sepa que sea.
A veces soy la mujer, la madura, la firme, la dura. A veces la que se impone, la débil, la revolucionaria, la que llora, la infantil, la frágil, a veces soy la bruta, la de formas complejas, la fría y cruda que dice las cosas como son, otras la callada incapaz de poner en palabras lo que siente; la que quiere cambiar al mundo; otras soy la suave, la de las caricias, la delicada, la inocente, la que quiere inventar otra forma de amor, la que necesita un abrazo, un beso, una sonrisa para estar bien y ser feliz.
Yo misma puedo ver la búsqueda de mi personalidad y mi camino, esa autenticidad que busco hasta en mi y escarbo en mi propia complejidad para sentirme real, para encontrarme conmigo. Pero a veces esa distancia parase la más difícil, la que nunca llega, la que jamás me encuentra conmigo. Y quizás no encontrarme es lo que más disfruto, saber que algunas cosas me definen y otras… otras simplemente a veces están, y a veces no.
Soy la nena, que se siente mujer, la insignificante que nunca se siente grande pero igual quiere cambiar las cosas. Soy nena que desea mucho más de lo que desea una nena, soy una mujer encerrada en una edad, que a veces siente ajena. Pero es y está. Soy la mujer que me ve desde afuera y siente que vive la vida de alguien más.
La nena que ya no cree en los cuentos de hadas, pero está esperando al príncipe azul, como la mujer que es.
Soy una contradicción inteligente de mi misma.
Soy dueña y esclava de tantas cosas, pero sobre todo de mí.
Preferiría no comprender tantas cosas para llenarme más de sorpresas. (A medida que uno va creciendo sabe que todo el tiempo puede aprender cosas nuevas, pero nuca descubre nada nuevo, y jamás se maravilla por las cosas simples, ya no existe esa emoción porque esa emoción pasa a ser parte de la cotidianidad de los días) Triste.
y me pregunto...¿de repente, me llegó la comodidad? ¿Estuve inmóvil tanto tiempo que ahora me cuesta despegarme del suelo para caminar hacia mi felicidad? Puede….que sea así. Puede que no. Como todo es discutible.
DG
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