miércoles, 29 de septiembre de 2010

¿Alma...?

"Eres, eres tal vez, el hombre o la mujer
o la ternura que no descifró nada..."




Alma ¿dónde estás? ¿A dónde vas? ¿Donde estuviste en las últimas paginas que escribo?
Alma que tiene más olvidos que memoria, te fuiste dejándome la poca inspiración que me ha quedado escondida en los recovecos de tu existencia.
Otra época me está esperando, nos está esperando y ¿Dónde estás?, no puedo llegar tarde, el desafío no espera.
Embelesamiento de intentar encontrar la perfección en las ilusas letras que escribo. Remarco el borde de la hoja, pero no estas.
Alma, alma mía, no te diriges hacia mi, no te diriges hacia nada, eras parte de mi cuerpo, pero… ¿acaso me has abandonado? No te siento dentro de mí.
Maquillando tu impasible desaparición, con sonrisas y canciones que nada hacen. Solo deshacen mi vida, y me acostumbran a vivir sin ti. Sin alma. Sin cuerpo. Sin, nada solo hacinan inercia, y persiguen otros cuerpos sin eso que se asemeja a ti.

Alma: ¿Qué sentido tiene buscarte si el congenio y la unión no pueden existir porque faltas? No puedo pedir otra alma, cuando no tengo la mía para intercambiarla. ¿¡Donde estás!?
Es el cemento, que se inyecta en mi sangre que remplaza tu ausencia, y me siento más liviana, pero todo pesa.
Vacías mi cuerpo, y lo llenas de nada, y no puedo culparte. Te he descuidado tanto tiempo que, no me sirve saber para que existes, si ni siquiera existes ya en mí.
Mejores momentos para descuidarte no he tenido. Pero… ¿Quién va a cuidarte mejor que yo? Delicadamente maleables olas que ceden frente tú sinfónica y suave manera de moverte. Estuviste bailando frente a mi tanto tiempo que jamás creí que llegaras a irte, y mi vida se llenaría de tu ausencia.
He buscado tanto tu presencia, el saber por qué motivo existes, si existes acaso.
Que quizás nunca te he tenido, pero siento que me faltas.
Espíritu, fuerza inescrupulosa, invisible, lléname de ti una vez más.
Porque no puedo dibujarte en los espacios que respiras junto a mí, me observas y te siento, pero quiero llevarte conmigo. Sin ti, la inspiración no es la misma, ni deja de ser igual.
Ahora ni Neruda inspira las palabras, y todo lo que escriba jamás me resulta exactamente perfecto, ni correctamente correcto, ni idealmente preciso como lo quisiera escribir.
Sombras propagadas por rincones inexpresables, lagunas de sonidos que se instalan en mis aguas, ojos que no miran si no es a tu ausencia, se olvidan de recordar que alguna vez exististe. Desapareces. Y yo… yo, quizás… entonces…
Te olvido.

DG

¿Niña y mujer?

"Pero si no llamo la atención por mis condiciones extraordinarias,
tampoco la llamo por mi falta de condiciones; sólo para sus ojos llameantes
y casi lívidos de ira, soy así;no podrá convencer a nadie más."





Quizás es hora de organizar mis cosas y no de “reorganizarlas” porque ciertamente nunca estuvieron organizadas.
¿Qué puedo saber yo?... En realidad no se muchas cosas. Paso mis momentos observando y asimilando todo lo que me rodea, pero como una extraña fuera de su propio territorio no puedo comprender muchas cosas. En realidad no entiendo nada, y no me explico nada, porque todo me es inexplicable. Y la verdad es que no entiendo a la vida pero tampoco me la quiero explicar. Las formas, las maneras, el amor, el olvido, los fantasmas, las perdidas, los duelos, las risas, los llantos, todo para mi es confuso, y natural.
Soy apenas una mujer que sale al mundo, tal vez es normal que sea así. Pero ¿No sería hora de que deje de ser la nena para ser la mujer, y empezar a tener ideas más reales de la vida y el amor?... sinceramente espero que sea así toda mi vida. Si ser diferente me convierte en mujer prefiero ser lo que soy aunque no sepa que sea.
A veces soy la mujer, la madura, la firme, la dura. A veces la que se impone, la débil, la revolucionaria, la que llora, la infantil, la frágil, a veces soy la bruta, la de formas complejas, la fría y cruda que dice las cosas como son, otras la callada incapaz de poner en palabras lo que siente; la que quiere cambiar al mundo; otras soy la suave, la de las caricias, la delicada, la inocente, la que quiere inventar otra forma de amor, la que necesita un abrazo, un beso, una sonrisa para estar bien y ser feliz.
Yo misma puedo ver la búsqueda de mi personalidad y mi camino, esa autenticidad que busco hasta en mi y escarbo en mi propia complejidad para sentirme real, para encontrarme conmigo. Pero a veces esa distancia parase la más difícil, la que nunca llega, la que jamás me encuentra conmigo. Y quizás no encontrarme es lo que más disfruto, saber que algunas cosas me definen y otras… otras simplemente a veces están, y a veces no.
Soy la nena, que se siente mujer, la insignificante que nunca se siente grande pero igual quiere cambiar las cosas. Soy nena que desea mucho más de lo que desea una nena, soy una mujer encerrada en una edad, que a veces siente ajena. Pero es y está. Soy la mujer que me ve desde afuera y siente que vive la vida de alguien más.
La nena que ya no cree en los cuentos de hadas, pero está esperando al príncipe azul, como la mujer que es.
Soy una contradicción inteligente de mi misma.
Soy dueña y esclava de tantas cosas, pero sobre todo de mí.
Preferiría no comprender tantas cosas para llenarme más de sorpresas. (A medida que uno va creciendo sabe que todo el tiempo puede aprender cosas nuevas, pero nuca descubre nada nuevo, y jamás se maravilla por las cosas simples, ya no existe esa emoción porque esa emoción pasa a ser parte de la cotidianidad de los días) Triste.
y me pregunto...¿de repente, me llegó la comodidad? ¿Estuve inmóvil tanto tiempo que ahora me cuesta despegarme del suelo para caminar hacia mi felicidad? Puede….que sea así. Puede que no. Como todo es discutible.


DG

domingo, 26 de septiembre de 2010

Maquinas de humo.

"Distante
cenicienta de porcelana,
el naufragio puede sorprenderte
en tu amable burdel,
encerrada en tu piel
y sin nada que ponerte. "





... Se acabó todo lo que había sido una pauta para engañarnos a nosotros mismos. Perdón, pero no se puede vivir esperando siempre.
Y acá estoy de nuevo…
Tomando el subte, subiendo las escaleras, sitiando el smog, y el ruido de la ciudad. El sol escondido en los edificios altos. La gente caminando sistemáticamente, como pequeños robots mecánicos yendo a trabajar.
Hoy visto objetivamente no parece que hubieran sido los grandes acontecimientos lo que nos cambiaron, sino los más diminutivos, los que se relacionan con los comportamientos ajenos; creo que esos son los que contribuyeron al cambio de nuestros esquemas, como más significantes.
Tenías razón, todo era triste; la lejanía de nuestro acercamiento, la erosión de esperezas, y sueños del pasado, los bríos de unas música de gloria que aun teniéndote no podía escuchar. Todo era triste, contigo o sin ti. La guerra parecía ganada desde el punto de vista de la mediocridad.

Y ahí estabas, ahí te vi. Eras tú, estaba segura.
Hubiera sido fácil atravesar esa pared de humanos que se robaban el aire, e intercambiaban alientos para decirte “hola”, atravesar esa masa de humanidad que sólo derrochan horas y posibilidades (quizás por eso te mimetizabas tanto con el entorno) pero ¿de qué nos hubiera valido? Si al fin y al cabo lo nuestro pertenece al pasado. Ese día como siempre, había demasiadas sombras devorando tu luz. Bastaba mirar alrededor para ver toda esa verdad, se te veía como ese hombre maduro, una maquina impulsada por la inercia; como esos hombres que caminan al lado de sus mujeres que tiempo atrás han sido la ilusión de sus vidas, como esas parejas jóvenes que se ignoran, como esa gente sin rumbo, con ese “remar” sin sentido. ¿No crees que pasa demasiado rápido, un largo periodo sin ilusiones?...no creo que sea verdad que la misma se torne más lenta. Seguramente la monotonía y los sin sabores la desplazan, la convierten en una dimensión sin colores. Sin partidas, sin llegadas…
Como una eterna fugacidad, y cómo todos los días se te han ido iguales: como una pendiente hacia el vacío… carente de emoción.
Todas maquinas desgastadas del tiempo y los años, de la rutina y el hastío. Estabas con tu maletín, tu camisa y tu corbata. Caminando en un tumulto de gente. Con la misma expresión en el rostro. Con la misma tristeza en la mirada. Caminando como por inercia en medio de esa ola de personas. Serio, recto. Muerto.
Aburrido…
Sigo pensando que la humanidad está enferma de eso.


DG

lunes, 20 de septiembre de 2010

Has de saber...


"..de todos los hombres orgullosos yo me jacto,
miserable en esto solo: en que tú puedes tomar
todo esto, quitarlo y hacerme el más miserable."





Has de saber cuántas mujeres, tacaron tu cama, bebieron tus labios, amoldaros sus dedos a tu piel.
Hasta de saber hasta dónde eres hombre, hasta donde yo mujer. Has de saber si la almohada esconde mi nombre, si en noviembre se cumple un mes. Si la primavera traerá más pimpollos esta vez. Has de saber…
Has de saber si alguien te ama como yo, si la luna se viste de gala para alagar tu hermosura, tu eterna soltura. Tus ojos almendra y tu. Tú presencia de ensueño. Y mis ojos que te magnifican, que te imploran, que te adoran.
Ojos míos que sin tus ojos no seria míos. Ojos míos que ya no son míos sino de los dos.
Labios de rosa que te pertenecen, manos de seda que se alojan en mí.
Vida regálame lo eterno para estar contigo. Regálame lo absurdo para amarte más. Regálame el tiempo para besarte más despacio. Regálame el calor para nacer de ti.
Tomo tu nombre, beso tu sombra, corro tus manos, lloro tu ausencia, vivo en tu boca, te acaricio despacio.
Como tu boca como chocolate. Acaricio tu vida como espuma, corro tus pasos, y te siento aquí demasiado cerca para resistir el perfume nocivo de tu presencia inundándolo todo.
Has de saber… cuanto tiempo me queda con tus manos, cuantos besos míos caben en tu espalda. Cuantas miradas puede resistir la razón, y el pensamiento.
Has de saber cuánto llego a amarte. Cuanto resiste mi cuerpo extrañarte…
Has de saber… cuanto amor te queda…
Has de saber… amor... cuánto..

DG

jueves, 9 de septiembre de 2010

soledad acompañada.

"Hago total abstracción de mis sentimientos y no tengo en cuenta que su actitud
también es para mí, naturalmente, muy dolorosa, y no lo tengo en cuenta porque reconozco perfectamente que mis molestias no son nada al lado de sus sufrimientos."




...Y ahora pienso que era cobarde culpar al destino, era lo más cobarde decir que la cosas son como tienen que ser porque “la vida” las quiso así. Esa es la mayor mentira, o la mayor comodidad del ser humano. Qué asco.
Veía como pasaban las imágenes anacrónicas en el subte, como el tren paraba, la gente se intercambiaba y mezclaba como en un juego de aguas danzantes. Borges hubiera catalogado esto como “una oscura maravilla que nos asecha.” En realidad ni siquiera era maravilloso, era triste. Y no es que estaba triste, sino que era inevitable ese planteo que estaba recordando después de 15 años. Juan, Quererte me dolía.

…Lo dijiste casi, increpándome, como si por mí “madurez” debería saberlo, o por mi experiencia (corta) de vida recorrida hasta ese momento ya debería haberlo entendido... y era verdad… ¿Cuánta gente está con alguien para no sentirse solo, pero no siente más que la soledad? Jamás lo compartí, pero eso no quita que nunca lo haya hecho. Sinceramente pensé que para sentirse sola acompañada era mejor sentirme sola, estando sola. Con el tiempo, me quedaba pensar, que de lo mucho que te quejabas, de esa ruin soledad, de esa quimera caprichosa, era de lo único de lo que estabas enamorado. De tu soledad. Querías y amabas, pero parecía que eras incapaz de sentirte lleno o realizado, o satisfecho amando a una mujer. Te cansabas o te aburrías, o la idealizabas tanto que después esa construcción del pensamiento propiamente infundada por ti, se derrumbaba a tus pies. Parecía que siempre tuvieras sed de algo más… Y sin embargo parecía que estar contigo, no era más que compartir esa soledad con alguien pero sin dejar de sentirte solo.
Juan: no es amor, la soledad que se comparte.

"yo, lo que no quiero es lastimarte porque eso, no me lo puedo perdonar" había noches en que me preguntaba si ya te habías perdonado.


DG

miércoles, 8 de septiembre de 2010

"Que no se enoje la felicidad por considerarla mía."

"Todo principio no es mas que una continuación..."





Hoy, vamos hacer el amor en un banco de la plaza.
No gestiones los lugares donde los besos se hacen agua.
Si objetan los gemidos sólo diles que el silencio espera su desventura por el suelo.
Allí donde los arboles arden de ese efluvio follaje amarillo, allí desnudaré tu alma, una vez, una vez eterna.
Allí tocaré tu cuerpo como si fuera la última vez, sin importar la genérica luz refractiva de la multitud que nos mire apabullada del amor que me causa vivir en ti unos segundos.
Aunque no necesite más testigos que los dedos.
Realidad: casi no existe un peor verdugo para la utopía, déjame soñar mi amor… soñar con tu cintura, columpiándome en tu espalda, navegando por tu cuerpo, sincronizando las agujas de un reloj que me llaman para hacerme nada más que tuya.
Sentiré tu calor, tocare debajo de la piel. Sentiré el perfume que grabaré en mi cuerpo…
Y como las olas, como ese profundo mar, se moverán las emociones en vaivén bailando con tu ausencia para hacerlas realidad. Te fundiré en mí para dejar de extrañarte. Penetrare en ti pétalos de rosa que dibujen constantemente el camino hasta mis labios… para no perderte, para no olvidarte.
Ya no pasaré mis horas pensando en ti, porque te tendré allí, en ese rincón, en ese lugar en la plaza, en ese espacio nuestro, tuyo y mío. Los hilos de la oscuridad se fijaran en mí para atarme a la aventura de tu cuerpo, y sé que me entregaran la absolución sin merecerla.
Mi amor… déjame soñar…
Hoy haremos el amor en un banco de la plaza.

DG

viernes, 3 de septiembre de 2010

"hay tanto de todo, que lo que hay de nada, queda muy bien cubierto"

"Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia."




Allí estaba yo, encandilada con la mágica observación de los trenes. Esa imagen intangible y nefasta, hasta casi mediocre, que muestra la rutina humana, la costumbre, la vasta y poca experiencia sin efecto ni causa que se resume cada mañana cuando todos se dignan a ir a sus trabajos, sus estudios, sus escuelas.
Siempre me pareció totalmente triste esa observación. Será quizás, porque las mañanas me deprimen, los trenes me deprimen, los subtes me deprimen. La gente que espera me deprime. La gente pendiente de que llegue el tren, incapaz de hacer otra cosa en el “mientras”, más que observar el lugar por donde minutos después pase él mismo… me deprime.
Las caras a la mañana me deprimen, el olor a cigarrillo concentrado en mi nuca, la muerte, el frio, la lluvia, la oscuridad, el techo de mi casa, me deprime.
Y sin embargo en toda esa imagen que me parece asquerosamente nauseabunda, hay una belleza que envenena la maravilla del momento en que contemplo la morbosidad del día.
Hay una belleza escondida que se mete debajo de mi piel y me devuelve la sonrisa. Y siento paz, una paz que me soborna por una libertad que me gobierna… que es la belleza, que me dice que detrás de tanta muerte hay vida, como una fuerza benévola que me dice “no tengas miedo”… y entonces creo que hay demasiada belleza en el mundo, y que mi corazón no va a resistir… que va a desplomarse como un coro de ángeles malditos cayendo sobre mí.
Y no puedo más que sentir gratitud. Por cada momento, por cada instante de esta bellicima existencia, por esta porcion de vida.

DG