lunes, 30 de agosto de 2010

Mi único amor...

“mi único amor… es mi único odio”



Ella estaba ahí, en todos lados, en cada silueta, en cada cúbico rincón de piel, en cada tacón, en cada esquina solventable por las horas que perdía, en los segundos que medían mi tiempo sin ti. Ella estaba en la angustia de mis palabras, en mis ojos noblemente tristes. Estaba en todos lados. Y aunque mi pensamiento solía jugarme malas pasadas, esta vez era ella. Estaba conmigo, había vuelto a mí.
Siempre fantaseando con su forma maleable de envolverse en el viento, de convertirme en sus pasos, de esconderse debajo de las baldosas, y acecharme, de enamorarme, de quererla conmigo siempre y aquí. Buscando sus ojos en otros ojos, su boca en otra boca, su cuerpo en otro cuerpo, su piel encarnada en mí… esta vez era ella. Ni alta ni baja, ni feliz ni triste. Ella moviéndose en las olas de otras luces que envolvía su sombra.
La miré detenidamente mientras mi aliento se cortaba, y mis ojos se hundían para fijar su foto, para mirarla, y a la vez mirarme a mi mismo mirándola… como si saliera de mi cuerpo. Pero preso en su capricho, muerto y vivo. Pero más muerto que vivo, porque vivía con ese sin sentir, porque no sentía más que una ausencia… ¿y qué es sentir ausencia más que nada? La ausencia no es “algo” así que siquiera podía explicar lo que sentía.
Entre la sombra y el llanto busco consuelo, entre el amor y el tedio, no me quedo en la cama por miedo a explicarme los sueños. Con la desventura desilusionada de la vida, y los sueños muertos. Por no sentir, me quedo vacío, por ser vacío me quedo contigo. Por el miedo me quedo sin ti. Por vivir desintegrando “nadas” vagabundeo entre los caminos de la tristeza absoluta. Se que hay algo que me llena de ella, se que la ausencia me envuelve de ti, se que la amo, es difícil que la deje, triste sería que no la abandonase, pero ella ya es parte de mi… ella no me encontró, sé que yo la busqué.
Se las presento, su nombre es: soledad.

DG.

miércoles, 25 de agosto de 2010

La ciudad definitiva.

"El ave que sabe silenciar
mi silencio
no tiene alas
mas que para caer
en silencio."




La verdad… esa verdad que desencadena hasta las cosas que no quisiéramos saber, las que queremos que se guarden para siempre, que no esperamos que se digan. Las que queremos tener bajo siete llaves y tirar las llaves después. “la verdad nunca es triste, lo que no tiene es remedio” dijo Serrat…
Desde mi poco conocimiento, creo que la verdad es un arma letal. Es lo más destructivo o constructivo que puede haber en uno mismo. Uno se supedita a una verdad, a una que esconde, a una que guarda, a una sucesión de verdades que si se dijeran como se piensan sería masivamente destructiva, nociva para quien la escuchara.
La verdad. Cuando la piedra ya está lanzada, la palabra dicha, las manos en alto, el pie esperando el salto no hay vuelta atrás. La palabra es más dura que cualquier puñal, la acción es más dura que cualquier revolver que te gatilla por detrás.
De la verdad no hay retorno. La verdad es. No hay perdones, ni disculpas, no hay nada que haga volver ese conjunto de premisas verdaderas atrás. Ni siquiera justificar que la verdad no es más que otra mediocre mentira a medias.
Mediocre, corriente, hipócrita…. Si, así es la gente que oculta verdades. Que aparenta lo que no es. ¿Así soy yo? Así soy yo, porque a veces pienso que así somos todos.
Pero sí, jamás negare lo mediocre que soy. Porque como yo lo veo nunca se puede hacer absoluto en todo, siempre hay algo a medias, algo para lo que no somos, no servimos, algo para lo que somos mediocres. Y para tantas cosas que realizo soy mediocre! Porque no tengo capacidades suficientes para hacerlas y sin embargo, es lo que me hace feliz. Así que sí, soy mediocre para tantas cosas que a veces asusta. Porque no soy más que lo que soy, más de lo que se ve. ¡Cómo si eso cambiara algo! Más, menos mediocre ¿y?
Busco respuestas tal vez… porque busco verdades. Algunas vacías, mundanas. Otras que dan más satisfacción.
Verdad que envuelve el bien, y se ve como un mal, como un carácter de superación propio.
Verdades son las que no digo. Las que me guardo, las que nunca quisiera decir.
Porque la verdad está ligada a la valentía. Nadie sabe qué actitud tomar frente a la verdad, frente a esa razón que da motivos, pero jamás da respuestas. Da solamente eso…razones… razones para olvidar, razones para vivir, razones para amar, razones para morir, simplemente da razones…
Quien se jacta de saberlo todo, probablemente no sepa nada. Aquel que analiza como si los seres humanos fuéramos tan corrientes todos, y predecibles, probablemente se equivoca.
Pero ¿quién soy yo para hablar de equivocaciones? Cuando soy la primera en equivocarse tanto con las personas. Hay patrones que se siguen, pero cada uno posee sus individualidades.
Y sin embargos todos caminan tan rutinariamente tan normalmente… como si… nada…
Y al final ¿Qué hacemos con las verdades?
La respuesta larga: las olvidamos, jamás podemos ni siquiera sabemos cómo sobrellevar la verdad, porque a veces es más grande de lo que pensamos, es como agua que sobrepasa el borde del vaso, y desborda. Es algo que no sabemos cómo contener, pero a la vez, no podemos dejar que las cosas sigan igual. Porque algo en nosotros cambió, algo ya no es igual. Miramos algo diferente. La mañana está más soleada o más oscura pero es diferente. Después de una gran verdad, hay un gran cambio. Para bien o para mal.
La respuesta corta: nos la pasamos por el culo.

DG

miércoles, 18 de agosto de 2010

Epafanía y desencuentro.

"El que quede establecido como causa algo ya conocido, vivido, inscrito en el recuerdo, es la primera consecuencia de esa necesidad. Lo nuevo, lo no vivido, lo extraño queda excluido como causa. . - (...) Consecuencia: una especie de posición de causas prepondera cada vez más, se concentra en un sistema y sobresale por fin como dominante, El banquero piensa en seguida en el "negocio", el cristiano, en el "pecado", la muchacha, en "su amor".”




Epifanía y desencuentro. El tiempo que da mis razones, las gotas que no dejan de caer. La diáfana noche que culmina entre mis aguas, y las separa y las dispersa para que me vea clara otra vez.
Caricias que van al aire, tierra que se condensa en las pisadas, en las miradas vacías, y arden los ojos.
Aburrida caminata que se repite hasta cansar. Predecible “beneficio”.
Ajedrez que regula el pensamiento. Crucigrama de horas perdidas, palabras no dichas. Miradas enamoradas. Celos que condensan. Desterrada fuerza asesina que se arrastra por debajo de mí. Hiedra que crece y me envenena, y se aglomera en mi alma, y deja huella.
Alma no corras, no escapes más… deja derribarte por los sinfines de la no certeza absoluta, y matame después. No te resistas, ríndete y transfórmame de ti, de ti y de todo, y envuelve mis canales del corazón, con miradas regodeadas de compañía y no de ansias de soledad. Pero matame después. Después de que empiece a comprender el por qué de cada cosa. Y por qué querer así y por qué morir después. Y muéstrame como este simulacro es real, y como debo acostumbrarme a no ser, a no ser de ti más que tu sombra. Tersa piel, ojos grises, y desazón. Oxímoron que no siente más que este ruidoso silencio, esta soledad acompañada, este reír llorando, y amar sufriendo, y saber que la noche esta clara, como el agua, y que el fuego recubre cenizas, que el agua en llamas aplaca después. Si me miras cierra los ojos y no me veas, porque puedo perderme, perderme en tu mirada, y no volver después, y condenarme a la eternidad de tus labios de aire, y saber que sin ti, no es más que mi, sin nada, puede llegar a matarme, o a dejar vivir muriéndome. Alma….explícame, ahora no el por qué, sino cuándo, cuándo volverás a tu cuerpo, y no al mío, y escápame de mi. O escápate de ti misma. Pero vete. Corre lejos, huye y muere.
No sientas más que la felicidad que me da el saberte presente. Pero a la vez, sin ti.
Alguna vez escuché tu nombre, y nunca supe quien eras.
Pero siente latente el sonido de mis labios que te llaman, que me inspiran, que envenenan el encuentro postergado por la vida, que me calma, que me alimenta nada más que de esta expresión que sería quererte, soñarte, y ojalá despierte sin ti. Porque contigo es amarte.
El pecado de mis labios que contiene los suspiros. Vuelves a ver lo que no viste antes… pero que no me sabe a un después. No busques, encontraras lo que no conoces: que es a mí sin ti. Y no te asustes si decides marcharte antes de emprender la marcha. En general el valor en el aire radica en unos pocos. Y has llegado a perderte tanto en mi pensamiento que ya no te encuentro. Permite alma despojarme de la sensibilidad, aquella que no tengo conmigo o aquella que acuchilla sin piedad. Permíteme alma, deshacerme de ti.



DG

jueves, 12 de agosto de 2010

MUJER y no, mujer.

"Las cosas, generalmente, no son como parecen. Incluso lo que sabemos de nosotros es, las más de las veces, muy poco. Lo que creemos con tanta obstinación
puede no ser cierto. Lo que pensamos puede estar equivocado. Y, del mismo modo,
lo que percibimos también puede estar distorsionado."




A veces la respuesta está más cerca de lo que pensaba. El ser mujer el ¿Por qué de su desvalorización? Porque el hecho de querer "esto" y no aquello, y el porqué de que todo tiene un porqué. Las mujeres los hombres, el concepto barato de todo. El hecho de la feminización del hombre, y de la masculinización en la mujer. ¡Era tan siempre! ... ¿por dónde debería empezarse? Por supuesto... por donde empieza, por los ante pasados, por todo lo que se remite a lo que no es nuestra generación sino a nuestras madres y abuelas.
Cosas que no me podía explicar explícitamente porque no podía basarme más que en gestos, dichos, usos y deshusos de muchas cosas. Ya lo entendí.
Esta generación, la mía y las que vienen, tienen esta característica de "regalarse" de ser fáciles, de tomar el rol de hombre y salir a buscar, de no necesitar, de creerse capaces y autosuficientes para todo, de no querer tener hijos y vivir "consolándose" toda la vida si eso les da la felicidad total. Y este rol del hombre, de sensibilizarse y querer exteriorizar sus sentimientos, de necesitar hablar, de precisar contención, amor, respeto, cariño más allá del sexual. Tiene una explicación, comprobada y válida a mi entender.

1. La desvalorización como mujer
2. El desencuentro del hombre al no "hallarse" con la mujer.
3. El aumento de parejas homosexuales.

Las mujeres estamos tan casadas de escuchar quejarse a nuestras madres y abuelas, casi como un habito de lo mala que es la vida, de lo malo de ser mujer, de lo difícil que es, de la "desgracia" que el cielo nos mandó, que al enfocarse todo el tiempo en eso se olvidaron de que eran el ejemplo de muchas generaciones que le seguían a ellas... ahora estas mismas generaciones quieren y necesitan adoptar otro "rol" que no las identifique ni con sus madres ni con sus abuelas porque ellas quieren no "padecer" lo que su legado les dejó. Yo misma me he escuchado decir "hubiera sido más fácil si hubiera sido hombre" eso es precisamente la desvalorización de la mujer, por eso adoptamos los caracteres que adoptamos. Cambiamos roles, nos "polarizamos" adoptando formas masculinas, que nos intenten alcanzar más a la felicidad.
-Por eso ahora, cuesta (en términos generales) que las mujeres quieran "formalizar" que puedan tomar los requisitos que eso implica, porque tiene miedo, y se sienten frustradas al ver que sus padres llevan la vida que llevan, que la parte compartid sexual se derrumbó, que ya no está, que prácticamente no existe. Creen que sus vidas de casadas va ser una mierda. O en los casos extremos, va a terminar en un divorcio como 25 de cada 100 parejas (y 70 que viven en conflictos). Que nunca las va a terminar de satisfacer, que nunca van a llegar a alcanzar algo que ellas nunca vieron, que no tuvieron.
-Las mujeres que necesitan de esa "Droga" para sentirse bien, un hombre que saben que les hace mal pero lo necesitan porque está tan trastocado, y subestimado el hecho de ser mujer, que tiene ejemplos en los que es PRESISO sufrir para sentirse valoradas. Para sentirse MUJERES. Por eso quieren y aman, y se sienten enamoradas del hombre que las lastima, que les hace mal, que las hace llorar, no del bueno, no del que las cuida, porque es "ese" el que las reencuentra y conecta con el concepto totalmente errado de ser mujer. Necesitan eso como un narcótico porque NECESITAN estar mal, para reconocerse.
Sentimos que para valorizarnos, realizarnos, necesitamos a un hombre, que todos nuestros estados de ánimo, dependen "del otro" y no "de mí". Exteriorizamos. Pero no nos hacemos cargo de que estamos como queremos. Que si estamos infelices no es porque el otro no no puede hacer feliz, es por nosotros mismos. A mi entender no deberíamos dejar nuestra felicidad en manos de nadie. Si se elije ser feliz, es por acto propio y no de nuestro alrededor.
Porque evadimos y ocupamos nuestra mente para no pensar. Porque cuando éramos chicos vivíamos los problemas de nuestros padres como si fueran nuestros, y eso se fue acoplando, y fuimos creciendo y cada vez nos sentíamos más culpables más provocadores de los problemas ajenos, y nos hacíamos cargo. Y vivíamos a diario con el conflicto, y aprendimos a "focalizar" en otras cosas, en un escape, en un mundo que sobre pase lo real, en "el futuro ideal" aprendimos, a leer y a estudiar y a proyectar para salir de los problemas familiares. Aprendimos a evitar, a evadir. A estar más pendientes a "la meta final" que a disfrutar del viaje. Para salir, correr, huir... donde sea.

y además de todo, seguimos siendo seres vulnerable y tenemos miedo, todos tenemos miedo, porque en el fondo no queremos que nos pase, no queremos terminar así. Queremos ser excelentes padres y enseñarles lo que tuvimos que aprender solos a los golpes. Queremos no vivirnos quejando, usar de ejemplo sólo lo bueno. O simplemente no proyectamos... así como muchos anhelan llegar al futuro, otros le temen con pavor, a lo que puede ser el después. Porque no pueden tomar responsabilidades de nada porque se reflejan en espejo de lo que aprenden, de lo que ven del otro lado. Es tremendamente importante aunque no lo aparezca como nos definen nuestros viejos a veces, o casi siempre... como los ejemplos, los modos de vida, y demás hacen que nos remarquemos y que nos formemos como lo que somos. No es desprestigio pero tampoco es sobrevaloración. Siempre digo, supongo que todos tiene que poner de todos, para que todo salga bien.


DG