sábado, 24 de abril de 2010

cronograma de horas perdidas...


Al margen de que mi tiempo últimamente está bastante ocupado, como es de mi, no puedo, no pensar, o no reflexionar sobre el tema que más me compete, no porque lo entienda, y no porque sea “competente” en términos correctos hablando sobre el tema, no lo sé, pero el amor, es algo que ya de por sí es complicado, tan complicado que resulta un desafío por lo menos para mi intelecto entenderlo en su manera completa y absoluta de sentir. Aunque no se entienda, o aunque pensar que entenderlo sea una manera completamente muy ilusa de considerarlo (ya que miles de veces hemos escuchado: el amor no se explica se siente). Me resulta interesante y por demás, explicar el sentimiento que más que por reacciones químicas formuladas y compuestas en nuestro hipotálamo, es una forma de costumbre general a sentir. Algo que se hace por imitación. Definimos el sentamiento por conocimientos anteriormente existentes en otras personas que lo definieron como: amor. Siguiendo a un sentir nada guiado lanzándose a lo más remoto y desconocido. Si estuviéramos solos en una isla, con una persona quizás, y no conociéramos el concepto del amor, ¿se sentiría igual pero no sabríamos definir el sentimiento? Conocemos el termino, conocemos la base de su definición, y hasta a veces podríamos decir que conocemos el amor, ¿en concepto?... ¿Cómo es que lo conocemos si nadie nos enseñó lo que es el amor? ¿Es entonces un sentimiento congénito del ser humano que nos incumbe a todos y cada uno? ¿Y si no se puede enseñar el amor porque se siente?, pero ¿se puede enseñar a amar?, o ¿es que el “corazón” guía la forma en que procederemos? A mi criterio, el primer amor, es el amor a uno mismo, como individuo, como persona. Si no se tiene o posee ese amor, no puedo ofrecerlo, no puedo prometerlo, ni entregarlo, porque técnicamente estaría engañando a la otra persona, le estaría ofreciendo algo que sé que no tengo. Le estaría prometiendo un cielo inexistente que no tengo y no conozco. No puedo dar o prometer amor, cuando sé lo que es, creo que existe pero no lo tengo o no lo siento. Porque… ¿cómo puedo dar algo que creo que existe pero qué no existe en mi? Considero entonces, que el ser humano tiene una percepción del amor muy vacía, es una condena al deseo y no al amor. El ser humano no da ese amor, reconfortante, suave como el terciopelo, ese que acaricia el alma y llena. Da lo mediocre del amor. No me gusta asumirlo pero es lo que veo, en cada pareja, en cada mirada. No veo esa clase de amor puro, a la que por lo menos en mi caso particular yo aspiro, no lo encuentro, y no digo que yo lo tenga, ¿ a alguien le enseñaron a amar así, de aquella manera profunda? Aquel amor que se rija por otras normas que sobrepasen el deseo, algo más grande, algo que cuando muera el deseo no muera el amor. ¿Pero existe? Pero si todos estaríamos imitando lo que consideramos o la forma de proceder mediante el amor, nadie se estaría dando la libertad única y absoluta para sentir de esa manera, mucho más difícil en cuestión… y así tan poco que amamos, tan fácil olvidamos. Lo he vivido y me resulta incomprensible. Como las parejas comparten tanto tiempo juntas, años, vidas, y al final terminan sintetizando todo aquel amor en dos completas almas desconocidas, como si no se conocieran, como si nunca hubieran existido, como si nunca hubieran compartido el más profundo amor. Y es que no… no lo compartieron así. Compartieron otras cosas, u otra clase de amor. Es mentira que todo se olvida., que el tiempo mata ese sentir etc. etc. Y el que lo hace es porque sinceramente nunca sintió como lo tenía que sentir. Entonces con esas caídas, nuestro cuerpo frágil y maleable, se convierte en un pedazo de fibra dura, en un callo, en una tabla donde todo “resbala”… y tapamos… y lo paradójico es que como así nadie nos enseña a amar, nadie tampoco nos enseña a olvidar. Surge solo, el mismo cuerpo rechaza el sentamiento y cae en el olvido porque así lo prefiere, antes que sufrir… es un acto reflejo, un instinto completa y netamente humano. No se cuan a favor estoy de la frase trillada “hace lo que sientas” no se cuan bueno y bien está hacerlo. Definitivamente en el amor, es lo mejor. Pero ¿en el olvido? Si haríamos lo que sintiéramos, por consumo en tiempo, cansancio o fatiga, dejaríamos todo, soltaríamos la soga y no perseveraríamos en nada poniéndonos nuestros propios limites. Porque es más fácil. Y el ser humano es cómodo. Entonces lo dejamos, lo tapamos, lo olvidamos. Así que en algún punto “hacer lo que se sienta” no estaría tan correcto o tan bien, aunque sería muy normal. Y después entonces con el tiempo, y la vida, aparecerá alguien más en la cual encontraremos la satisfacción de compartir. Una que “opaque” el amor sentido por la anterior persona. Me parece horrible el termino “un clavo saca otro” si se decide olvidar, empujar la puerta y cerrarla definitivamente, por múltiples causas que exceden el sólo simple hecho de olvidar. Estaría entonces correcto evocarse a alguien más y entregarse completamente sabiéndonos con capítulos totalmente cerrados, que no estén perturbando la tranquilidad de la nueva relación. Pero comenzar una nueva relación para olvidar una pasada, es en realidad muy triste, porque desde un comienzo se sabe que por muy deslumbrados que estemos por esa persona, la relación esta condenada al fracaso. O en su defecto a un nuevo olvido. ¿Podríamos entonces olvidar para olvidar? A mi me sabe triste…pero por lo que he visto es bastante natural. En síntesis no comparto mucho nada del ser humano. Ni el amor, ni el olvido, ni la formas de ambos dos.



DG

Viaje...


Me levanto temprano 5:30. Como de costumbre me pongo en esa contenedora posición fetal en donde me resguardo, abrazo la almohada, me desperezo y sonrío. Es un gesto que realizo cada mañana. No se por qué exactamente.
Tomo el colectivo, saludo al conductor alto y cordial, me devuelve una sonrisa, sonrisa que aprecio (no es muy usual que la gente te sonría tan temprano) escucho música, miro el cielo, todavía hay unas pequeñas estrellas, no amaneció. Luego… observo, y escribo las ideas… miro cada rostro, cada mirada, como las personas se mueve con esa inercia que da la vida, y va a los trabajos, a las escuelas, a los estudios. Yo me incluyo formo parte de esa inercia, de esa sociedad, de ese sistema. No se por qué a la mañana mi mente siempre esta despierta para reflexionar, para pensar claramente, es como si al despertarme también se despertara esa parte de mi cabeza que quiere corregirlo todo, arreglar al mundo y piensa. Y luego a medida que pasa el día amengua y se calma.
Generalmente observo, miradas, rostros… todo me resulta tan mecánico... Me enfoco en los ojos, ojos vacíos ojos callados, ojos muertos, sin alegría y sin transparencia. Es como si una costra de nada envolviera cada mirada ¿yo me veré igual? Pienso en eso… es como si reflotara de lo profundo…no me detengo en ese pensamiento ya, sigo mi observación.
A veces creo que vivimos porque vivimos, pero no sabemos por qué vivimos. Vivimos como animales, no por el simple acto de efectuar algún hecho, sino porque no conocemos, y no queremos conocer, lo ignoramos. Nos reproducimos, saciamos nuestros instintos, nuestras necesidades más básicas, tenemos ambiciones y demás pero de cosas vacías. ¿Y después qué más?¿que nos hace tan diferentes? ¿La razón?, no me alcanaza, aún eso es relativo.
Quizás nos replanteamos, qué hacemos, para qué estamos. Pero al final declinamos en la nada, y seguimos. Seguimos en la rutina que en realidad se envuelve de nada, nada tiene demasiado significado ni demasiado sentido sino se sabe por qué. Y caemos en la rutina, en los momentos que se repiten todos los días como si fueran fotografías instaladas en la retina que ya vimos ayer, y antes de ayer y la semana pasada… somos como pequeños ((yoes)) que forman a este sistema, cada uno motivado por la prisa de llegar a metas quizás inexistentes. Tal vez sólo exista el”hoy”… tal vez nada exista, pero dejamos pasar una y cada cosa todos los días ¿por estar absortos en cosas que todavía no pasaron?
Entonces pienso que no hay nada autentico en un término general, ni nada verdaderamente absoluto. Todos viven como muertos… ¿será que nacemos muertos y empezamos a vivir a medida que vamos recorriendo vida hasta despertar completamente?
Todas son pautas humanas, proyecciones futuras. Causa y consecuencia, hecho y efecto, y demás. Pero nadie se preocupa por vivir. Por sentir la vida, por descubrir un por qué. Y el mundo nos tapa y esconde la esencia de lo real, o lo legitimo. Al final la vida cae siempre en el mismo suplicio de seguir una rutina, para proyectar un futuro que quizás… mañana no exista … divago en mi mente…a… el futuro, ¿Qué es el futuro acaso? Es la línea de tiempo en una porción temporal que todavía no ha sucedido. Esa conjetura que sí, puede ser anticipada, especulada, calculada. Pero no es certero. Nada. Es irreal, completamente incierto creer o pensar en el después. Podemos proyectar porque es natural, pero…planear la vida ¡PLANEARLA! (y hago énfasis en la palabra porque tiene mucha importancia para mi) es completamente absurdo. No tiene sentido si apenas podemos estimar lo que pasará en este día, o lo que el destino pautara hoy para nosotros. Los seres humanos somos excelentes planeadores de TODO. Cada cosa, cada día, cada hora, estipulamos todo. Nos cegamos pensando en el mañana y ni siquiera sabemos por qué vivimos hoy. Creo que así la vida o el día a día se torna vacío, y después… después nos acostumbramos a vivir así. Planeándolo todo.
No podría vivir nunca de esa manera, y otra vez me desencuentro en algo más con el sistema… las sorpresas son lo más lindo de cada día, y siempre están. Pero creo que no aprendemos a “observar” entonces no podemos contemplarlas, y dejamos pasar el regalo que nos ofrece cada día, quizás es una mirada, una sonrisa especial… siempre se encuentra algo. No digo que las personas estén confundidas y yo bien. A veces creo que es muy por el contrario. Todo lo opuesto.
Miro por la ventana, todavía está oscuro, y me inquieta, me inquita mucho. Me siento incomoda no pudiéndolo entender del todo, o tener solamente escasas teorías al respecto de lo que la vida sería o tendría que ser. Quizás más imaginadas que reales. Y no se que estoy buscando exactamente pero me inquita. Me perturba en algún punto vivir, y no saber por qué estoy haciendo tal o cual cosa. ¿A eso se resume la vida? ¿A las metas generales que los seres humanos tienen con el dinero, la familia? ¿No hay algo más para cultivar?... quizás tendría que empezar a hablar de cosas metafísicas, o teorías formuladas desde mi razón de ser que no puedo enfocar desde otro ángulo.
Mi recorrido esta por finalizar y llego a la colusión de que tratemos como lo tratemos es algo bastante intratable, como fundamentar, por qué el corazón late por sí solo. Quizás es todo demasiado mágico para que lo pueda explicar. Llego a mi fin, y con ello también le doy un fin a mi observación, y como todos… sigo…


"Todos los hombres mueren, pero no todos realmente viven"

DG

Rápido olvido que se bebe como poción, poción de a gotas


No eres más que un espejismo. Un oasis en el medio del desierto…desierto que me invento para que existas.



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Un corazón roto. Un amor que se esfuma en el aire, que se lleva la brisa como polvo en el viento.
Un orgullo herido que jamás deja de dar batalla con los sentimientos que envuelven las hojas cansadas de una rosa marchita.
Cartas destinadas al olvido, en el vehemente vacio que embotellan las palabras al declarar el amor.
Voces que se esconden detrás del vano toque de una anónima para olvidar la soledad.
Cuchillos que se hunden lánguidamente en un ardiente baúl de mentiras, a la expectativa de encontrarme. La misma espera que desespera y con la misma entereza con la que se espera, se vuelve al principio de una calle cimentada en donde caminar anónimamente otra vez.
El amor que se cala en las líneas abandonadas de una condena hacia el descuido.
Los sentimientos de añoranza que se desvanecen sin piedad, y cuando intentas atraparlos sabes que es tarde. Quisieras quedarte con tanto, con todo, y sólo simplemente eliges el olvido… ¿por qué preferimos eso? ¿ Por qué fríamente ponderamos a la resignación? Tal vez, porque sabemos que combatir es lo mismo que extenderse a la invención de la esperanza.
Es una guerra perdida, escarmentada por la renuncia porque no hay solución de transformar nuestras plegarias que nunca parecen ser oídas. Quizás el olvido es la forma más fácil de aceptar que la solución es el destino. Dejando así en manos de sombras desconocidas, que nunca sabremos ciertamente si existe, si es una “causalidad” o una espera que pudiera ser fatal. Nos aferramos al destino porque es mejor que nada, y dejamos sencillamente que las cosas sucedan. ¿La mejor opción después del amor?, No. La mejor opción después del olvido.
Las opciones jamás han existido en los abismos del amor. No se elige a la flor por el color, se elige por el perfume que emana desde sus raíces…
Un amor con cinco multas al pensamiento y dos caricias a la nada, así como un abrazo al viento y es feliz.
Las palabras que no fueron dichas, la bronca consumida, la resignación enervándote los pensamientos, la sangre hirviendo por dentro y el dolor cortando como una cuchilla- No te mates silenciosamente con las palabras que no escriben para olvidar, y tampoco dejes de insistir en lo que supone te haga mal; haz, pero no mueras malgastada por la ira de una mañana sin sus besos, de la despedida sin ilustración, del engaño en la mirada, ni en los argumentos vanos, porque mientras tú te desgastas encargándote de echar lentamente tus recuerdos al vacio… el ya te olvidó.


“y volver a los sitios, donde me has abandonado, y ser asesinada allí donde
te amé”


DG