un oído que nace, una angustia indirecta,
como si llegaran ladrones o fantasmas,
y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco
ronca, como un espejo viejo, como un olor a casa sola."

Será porque es solamente un idea que siempre surge.
A veces es inevitable mirar al pasado, y sentirme tan irreconociblemente inmadura.
Saber cómo el mundo gira y como las situaciones cambian constantemente. Quizás la parte más constante de la vida es la inconstancia que lleva con ella...
Cada momento cada huida, siempre es un nuevo comienzo que acarrea con ella pensamientos del pasado.
Hoy no se qué niña perdida andaba jugando por ahí, tomaba riesgos y emprendía aventuras tan incontables que no pueden ser reveladas.
Ayer era esa niña de ojos brillantes, de risa jocosa, de hoyos en la cara, y el brillo de luz, que alguna vez me tomó.
Hoy soy la señora de la vida, la mujer a medias, la mujer en fin. Puede que hoy me sienta mujer, adulta. Puede que hoy sepa que jugar con la vida no es lo mejor.
Hoy seré esa que no repetiría sus mismos errores. Aquella que ha madurado duras mañanas, eternas noches, y besos que no saben a nada, besos que saben a sal y a miel.
Perdida por la ciudad, despojada de lo que es mío, como siempre. Perdida… intento encontrarte.
Pero no estás en las sombras, ni en los rincones de la ciudad.
El armario ya no te viste.
Y siempre será así…. Andaremos perdidos buscándonos… encontrándonos en otras caras.
La mañana ha cambiado y me ha revelado su luz. Algo hay diferente, pero no soy yo.
Como siempre estoy, y así estaré planeando huidas. Asignándole noches a mi cuerpo, y cuerpos distintos a mis manos.
Te buscare en el espejo del baño y no estarás.
Venceré a las noches, prendiendo con fuego mis venas. Y me calmaré cuando la luna se haya ido. Y te castigaré en mi pensamiento azotándote con creces por ser como eres, y por quererte así. Y me castigare a mí misma, y nos amare a los dos.
Nos amare a los dos.
Y esa cadena, esa que nos ata sin saber. Se romperá al caerse tu ropa, y se morirá mi vida al soñar con tu piel, y moriré en ti, y en cada cosa. Y lamentaré a los cielos, por engañarte así.
En tu cuerpo y en todos me marchitaré. Y ese futuro se revolcara en ti, como yo en él, y en los demás. Y en todos y en ti… y en ti como en ninguno.
Lamento, al Dios del pecado, resignación al adiós que demanda tu ausencia, al sueño que provoca mi angustia. Ruego que en realidad no sea siempre así.
Que mis visiones no sean las que son, que sea la que fui.
Hoy quiero ser la niña.
DG
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