o la ternura que no descifró nada..."

Alma ¿dónde estás? ¿A dónde vas? ¿Donde estuviste en las últimas paginas que escribo?
Alma que tiene más olvidos que memoria, te fuiste dejándome la poca inspiración que me ha quedado escondida en los recovecos de tu existencia.
Otra época me está esperando, nos está esperando y ¿Dónde estás?, no puedo llegar tarde, el desafío no espera.
Embelesamiento de intentar encontrar la perfección en las ilusas letras que escribo. Remarco el borde de la hoja, pero no estas.
Alma, alma mía, no te diriges hacia mi, no te diriges hacia nada, eras parte de mi cuerpo, pero… ¿acaso me has abandonado? No te siento dentro de mí.
Maquillando tu impasible desaparición, con sonrisas y canciones que nada hacen. Solo deshacen mi vida, y me acostumbran a vivir sin ti. Sin alma. Sin cuerpo. Sin, nada solo hacinan inercia, y persiguen otros cuerpos sin eso que se asemeja a ti.
Alma: ¿Qué sentido tiene buscarte si el congenio y la unión no pueden existir porque faltas? No puedo pedir otra alma, cuando no tengo la mía para intercambiarla. ¿¡Donde estás!?
Es el cemento, que se inyecta en mi sangre que remplaza tu ausencia, y me siento más liviana, pero todo pesa.
Vacías mi cuerpo, y lo llenas de nada, y no puedo culparte. Te he descuidado tanto tiempo que, no me sirve saber para que existes, si ni siquiera existes ya en mí.
Mejores momentos para descuidarte no he tenido. Pero… ¿Quién va a cuidarte mejor que yo? Delicadamente maleables olas que ceden frente tú sinfónica y suave manera de moverte. Estuviste bailando frente a mi tanto tiempo que jamás creí que llegaras a irte, y mi vida se llenaría de tu ausencia.
He buscado tanto tu presencia, el saber por qué motivo existes, si existes acaso.
Que quizás nunca te he tenido, pero siento que me faltas.
Espíritu, fuerza inescrupulosa, invisible, lléname de ti una vez más.
Porque no puedo dibujarte en los espacios que respiras junto a mí, me observas y te siento, pero quiero llevarte conmigo. Sin ti, la inspiración no es la misma, ni deja de ser igual.
Ahora ni Neruda inspira las palabras, y todo lo que escriba jamás me resulta exactamente perfecto, ni correctamente correcto, ni idealmente preciso como lo quisiera escribir.
Sombras propagadas por rincones inexpresables, lagunas de sonidos que se instalan en mis aguas, ojos que no miran si no es a tu ausencia, se olvidan de recordar que alguna vez exististe. Desapareces. Y yo… yo, quizás… entonces…
Te olvido.
DG