
No debería detenerme más contemplando una nube y descubrir su forma, o quedarme observando el atardecer hasta que aparezcan las primeras estrellas y perderme cada vez que surja una a medida que el sol se aleja. Debería dejar de hamacarme en las plazas, y de correr cuando pierdo el colectivo. Debería dejar de creer en el amor de la manera en la que creo, y comenzar a caer en la realidad. Debería ser más ordenada, dejar de comerme las uñas, y aprender a tapar el dentífrico. Debería dejar de comer algo dulce antes de irme a dormir, porque solo así puedo hacerlo. Debería dejar de pintar, y no dibujar a las cuatro de la mañana cuando no quiero pensar. Debería dejar de escribir cada vez que no puedo dormir y es muy tarde. Debería no saber cocinar, y quemar las cosas. Debería dejar de gustarme las películas de terror a la noche. Debería aprender a llamar por teléfono, debería aprender a pedir ayuda. Debería saber aconsejar más, y a callarme menos. Debería reír menos, soñar más… dejar de sacarme la pielcita del labio cada vez que estoy ensimismada. Debería dejar de usar tanto maquillaje. Debería dejar de cantar como una loca en la ducha. Deberían no gustarme los paseos en auto por muy cortos que sean. Debería preocuparme más por mí, y menos por la felicidad de los demás. Debería dejar de detenerme en los paisajes, en las hojas en las flores. Deberían no gustarme los animales, ni los bebes y debería no querer ser madre y mujer. Debería dejar de usar las camisas enormes cuando estoy en casa y usar algo más normal, debería ser más normal. Debería dejar de obsesionarme con los pochoclos. Debería no fijarme en los detalles, no mirar los ojos, no grabar las sonrisas. Debería no quedarme despierta escuchando a los pájaros a las cinco de la mañana… debería no mirar el techo y reflexionar. Debería aprender trucos de magia y chistes. Debería no querer grabar cada cosa que veo especial en una fotografía. Debería volver a pirograbar y a tocar la guitarra, y de una vez por todas a prender a tocar el piano. Debería dedicarme al arte o a la pintura o a la filosofía… Debería criticar más y confiar menos. Debería ser la persona que odio. Debería aprender a odiar. Debería aprender a involucrarme menos y dejar de mirar cada cosa como si fuera poesía. Debería no tener el hemisferio derecho de mi cerebro tan desarrollado. Debería distraerme menos. Debería dejar de protegerme y escudarme como si fuera dura cuando por dentro me rompo. Debería gustarme menos la soledad. Debería ser más sociable. Debería desaparecer y dejar de pensar. Debería debería debería… debería tantas cosas, que quizás no deba tantas. Y entonces cuando entiendo todas las cosas que debería, descubro que lo único que debería saber es que no debería nada en lo absoluto y cuando termina la poesía soy la misma y soy igual.
DG